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Psychological maturity in a sample of young football referees of 15 to 18 years old: a preliminary study

Ibero-American Journal of Exercise and Sports Psychology

Research - (2021) Volume 16, Issue 4

Psychological maturity in a sample of young football referees of 15 to 18 years old: a preliminary study

Xavier Estrada Fernandez1* and Francesc Abella Pons2
*Correspondence: Xavier Estrada Fernandez, Psicologia i Pedagogia, Universitat de Lleida, Spain, Email:
1Psicologia i Pedagogia, Universitat de Lleida, Spain
2Unitat de Tabaquisme, Universitat de Lleida, Spain

Received: 28-Mar-2021 Accepted: 11-Jun-2021 Published: 18-Jun-2021

Resumen: El estudio tuvo como objetivo analizar el nivel de madurez psicológica de los jóvenes árbitros de la Federación Catalana de Fútbol mostrando la relación entre la madurez psicológica, la edad y el género. La muestra estuvo integrada por 248 personas con edades comprendidas entre los 15 y 18 años (M edad = 17.14 y D.T = 0.26). Metodología: se aplicó el Psychological Maturity Assessment Scale (Morales, Camps, & Lorenzo, 2012). El cuestionario tiene en cuenta únicamente la dimensión de adecuación individual, centrándose en la evaluación de la autonomía y responsabilidad del individuo para funcionar independientemente, controlando su propia vida y reduciendo su dependencia con los demás. Se obtuvo un Alfa de Cronbach en la aplicación para un nivel aceptable de confiabilidad a nivel total del Cuestionario (α=0,755). A partir del análisis de los datos recopilados se describe que en la muestra estudiada el 28, 3% de los sujetos se caracteriza por un grado de madurez psicológica alta, el 65,7% por un grado de madurez psicológica media y solo el 6% de la muestra se caracteriza por un grado de madurez psicológica baja. El nivel de madurez psicológica medio alcanzado es parecido en estudios similares, indicando un cierto control sobre la vida, pero sin asumir las consecuencias de sus actos.

Palabras Clave: madurez psicológica; árbitro de futbol; arbitraje deportivo, jóvenes

Psychological maturity in a sample of young football referees of 15 to 18 years old: a preliminary study

Abstract

The objective of this research was to analyze the level of psychological maturity of the young referees of the Catalan Football Federation, showing the relationship between psychological maturity, age and gender. The sample consisted of 248 people aged between 15 and 18 years (M age = 17.14 and SD = 0.26). Methodology: Psychological Maturity Assessment Scale was applied (Morales, Camps, & Lorenzo, 2012). The questionnaire takes into account the dimension of individual adequacy, focusing on the evaluation of the autonomy and responsibility of the individual to function independently, controlling their own life and reducing their dependence on others. A Cronbach's Alpha was obtained in the application for an acceptable level of reliability at the total level of the Questionnaire (α = 0.755). From the analysis, 28.3% of the subjects are characterized by a high degree of psychological maturity, 65.7% by a medium degree of psychological maturity and only 6 % of the sample is characterized by a low degree of maturity. The medium average level of psychological maturity reached corresponds to similar studies carried out, indicating that soccer referees have some control over their own lives, but they do not have the capacity to assume the consequences of their actions.

Keywords

psychological maturity; football referee; sports arbitration, young

Maturidade psicológica em uma amostra de jovens árbitros de futebol de 15 a 18 anos: estudo preliminar

Resumo

O estudo teve como objetivo analisar o nível de maturidade psicológica dos jovens árbitros da Federação Catalã de Futebol, evidenciando a relação entre maturidade psicológica, idade e gênero. A amostra foi composta por 248 pessoas com idades entre 15 e 18 anos (M idade = 17,14 e DP = 0,26). Metodologia: A Escala de Avaliação de Maturidade Psicológica (Morales, Camps, & Lorenzo, 2012) foi aplicada. O questionário leva em consideração apenas a dimensão da adequação individual e tem como foco a avaliação da autonomia e responsabilidade do indivíduo em funcionar de forma independente, controlando a própria vida e reduzindo sua dependência dos outros. Um alfa de Cronbach foi obtido na aplicação para um nível aceitável de confiabilidade no nível total do Questionário (α = 0,755). Os dados recolhidos descrevem que, na amostra estudada, 28,3% dos sujeitos se caracterizam por um alto grau de maturidade psicológica, 65,7% por um grau médio de maturidade psicológica e apenas 6% por um grau de maturidade psicológica. O nível médio de maturidade psicológica alcançado é semelhante em estudos semelhantes, indicando certo controle sobre a vida, mas sem assumir as consequências de suas ações.

Palavras-chave: maturidade psicológica; juiz de futebol; arbitragem de esportes, juventude.

Introducción

El futbol es un deporte que conlleva una importante carga emocional para los jugadores, entrenadores y árbitros. Según García (2015) los árbitros son los encargados de emitir juicios y sanciones sobre las acciones ejecutadas de acuerdo con las reglas establecidas. Autores como Fonseca (2017) mantienen que esta figura se ocupa de aplicar el reglamento, determinando la validez legal de las conductas de los deportistas, adjudicándoles puntuaciones o sanciones a estas.

Los estudios de Vela y Arbinaga (2018) muestran que durante el desarrollo de un partido los árbitros deben ser capaces de gestionar escenarios inherentes al juego como: conductas antideportivas, agresiones, insultos, toma de decisiones, presión externa y de los propios participantes. Resulta interesante conocer, desde el punto de vista psicológico, cuáles son las características individuales de los árbitros que les facilitan la eficiente gestión dentro y fuera del terreno de juego, profundizando en su nivel de madurez psicológica. El constructo de madurez psicológica proporciona según Zacarés y Serra (1996) información relevante sobre las conductas de los individuos, concretamente en referencia a su comportamiento en situaciones dispares

Desde el punto de vista biológico la madurez es asociada a la plenitud física y reproductiva, explicando así los procesos cognitivos de los individuos de una manera errónea e incompleta. Utilizar esta posición tradicional para definir la madurez la reduce al ámbito de las condiciones biológicas, obviando el peso de los factores psicológicos.

Heath (1977) aportó un modelo para definir unas dimensiones transculturales que pudieran explicar la madurez. Planteó cuatro sectores de personalidad: habilidades cognitivas, autoconcepto, valores y relaciones personales. Además de cada sector convergen cinco dimensiones evolutivas interdependientes: simbolización, alocentrismo, integración, estabilidad y autonomía.

Autores como Greenberger y Sorensen (1973) propusieron un modelo de madurez basado en aspectos psicosociales del desarrollo, dejando a un lado aspectos cognitivos o emocionales. Este modelo tiene su base en la etapa evolutiva de la adolescencia. Es considerado un modelo dimensional prototípico de la madurez según la edad y relacionado con éxito de las tareas evolutivas propias de una etapa determinada que permite incluir tanto adolescentes como personas adultas definiendo tres categorías universales para el constructo de madurez: la capacidad de funcionar adecuadamente por sí mismo, la capacidad para interactuar de forma correcta con los demás y la capacidad para contribuir a la cohesión social.

Otros autores como Steinberg y Cauffman (1996) expusieron que el concepto de madurez vendría determinado como una dimensión configurada por tres variables: la responsabilidad, la templanza y perspectiva. Consideraron necesario enfatizar la investigación entre los factores cognitivos y no cognitivos para tomar buenas decisiones. Se desvela, por lo tanto, un nuevo planteamiento respecto la madurez psicológica con la toma de decisiones de conductas socialmente desadaptadas o antisociales. Estos autores desarrollaron una investigación para aportar más información sobre la relación entre madurez y la toma de decisiones antisociales. En este estudio, cuya muestra fue de 1000 sujetos, se analizó la relación entre la edad, la madurez psicosocial y la toma de decisiones antisociales. Sus resultados demuestran que la toma de decisiones antisociales está influenciada por la madurez psicosocial y no por la edad.

Posteriormente Adalbjarnardottir (2002) relacionó la madurez psicosocial con conductas de consumo de alcohol (conducta antisocial debido al consumo abusivo) y determinó que los adolescentes que muestran una mejor madurez psicosocial tienen menos riesgo de llevar a cabo conductas abusivas de consumo de alcohol que los adolescentes que muestran menos madurez psicosocial. Además, diversos estudios de Cauffman y Sternberg (2000); Galambos y Tilton-Weaver (2000) muestran que los adolescentes presentan más problemas de comportamiento y conductas antisociales.

Un estudio prospectivo de Monahan, Steinberg, Cauffman, y Mulvey (2009) con 1.700 individuos jóvenes conflictivos entre 14 y 17 años, y haciendo un seguimiento hasta los 22 años, intentaron establecer una serie de variables relacionadas con las conductas antisociales. Se intentaba analizar el desarrollo de la madurez psicosocial entre la transición de la adolescencia y adultez entendiéndola como una serie de patrones: el control de impulsos, la supresión de la agresividad, la consideración a los demás, la orientación futura, la responsabilidad personal y la influencia del grupo. Pudieron analizar que a medida que el adolescente adquiere más madurez tiende a bajar su conducta antisocial, un mejor control de los impulsos, mejor planificación, más autonomía y más resistencia a la presión del grupo de pares.

Por su parte, Morales (2014) hace referencia a la madurez como la capacidad de asumir obligaciones y tomar decisiones responsables, considerando las características y necesidades personales y teniendo en cuenta las consecuencias de los propios actos. Aporta parámetros para analizar si una persona es madura, los cuales, se comprenden en tres criterios: biológico (madurez física y reproductiva), legal (edad cronológica) y psicológica (orientación al trabajo, autonomía e identidad). A pesar de las diferencias entre las propuestas teóricas acerca de la conceptualización de madurez psicológica, diversos autores convergen en destacar como una de sus características, la responsabilidad del individuo y la toma de decisiones.

El otro elemento común y recurrente es la relación entre el comportamiento antisocial y la madurez psicológica, de modo que al efecto de esta investigación el planteamiento de Gutiérrez, Escartí y Pascual (2011) sugiere que el comportamiento se puede predecir desde la madurez psicológica.

La madurez psicológica es entendida, pues, como la capacidad de asumir obligaciones y de tomar decisiones responsables teniendo en consideración las necesidades y características personales, estando el individuo en facultad de asumir las consecuencias de los propios actos. Rossito (2015) destaca que la madurez psicológica implica la madurez emocional y afectiva, lo cual permite que el sujeto desarrolle mayores grados de independencia, mejorando su adaptación al entorno.

Según Vial (2016), señala que la madurez psicológica implica explorar y profundizar los recursos psicológicos de los sujetos, de sus aspiraciones y dificultades. Destaca como factores influyentes en el desarrollo de este constructo: el entorno, los factores culturales y ambientales, el nivel educativo y la dinámica familiar.

Otros autores como Lujan (2018) comentan que la madurez psicológica implica tener claridad de cuáles son las responsabilidades y asumirlas de forma empática, así como tener la capacidad de ser receptivos y aprender de las experiencias e interrelaciones positivas. Para Nicuesa (2018) refleja además la evolución vital de un individuo que ha experimentado un recorrido interior durante su vida, alcanzando un crecimiento personal. Y, finalmente, para Delgado (2019) desempeña un papel fundamental para solucionar problemas, pues conlleva un grado adecuado de autoconocimiento, eliminando los obstáculos cognitivos y emocionales que entorpezcan el avance.

Madurez psicológica en el arbitraje de futbol

El árbitro es una figura importante en el deporte individual, pero sobretodo en el de equipo como es el futbol. Sin árbitro no se podría impartir justicia, no habría neutralidad, rigor, disciplina, entre muchos otros valores. Según García (2003) la figura del árbitro es necesaria para aplicar las reglas de juego. Autores cómo Gimeno, Buceta, Lahoz y Sanz (1998) indican que arbitrar, en cualquier modalidad y disciplina, implica decidir, tomar decisiones que comporten unas responsabilidades y riesgos debido la rápida toma de decisiones y con la consecuente probabilidad de error que ello conlleva.

Los procesos que llevan a cabo los árbitros por actuar de manera eficiente en una competición comprenden un conocimiento profundo y actualizado de las reglas de juego, una buena condición física, y muchas habilidades sociales como aspectos de la personalidad y variables psicológicas. Para Caracuel, Andreu y Pérez (1995) las características de la personalidad del árbitro y el rol son factores que tienen importancia en el arbitraje. No actúa igual una persona insegura, indecisa, sin control, que otra con seguridad en sus decisiones y con capacidad de ejercer dominio sobre el comportamiento delante de situaciones de conflicto.

Los trabajos realizados por Guillen, Jiménez y Pérez (1999); Guillén y Jiménez (2001) son de gran importancia en el área de estudio de este análisis descriptivo. En estas investigaciones y en las de Pla (2010) se consideraron como aspectos importantes: la autoconfianza, la capacidad de alerta, la responsabilidad, la seguridad, el ser respetuoso, la objetividad, el control psicológico.

Autores como García (2003) pone acento en la capacidad de responsabilidad como un aspecto con suficiente identidad para realizar una buena labor arbitral. En la gestión arbitral la responsabilidad asociada al trabajo, y la importancia de la responsabilidad se hacen visible a medida que se asciende de categoría. Esto implica la importancia de la responsabilidad que exige la tarea de juzgar y ser arbitro. Será necesario considerar, la ansiedad que conlleva situaciones con repercusión social para aquellos sujetos que no tiene una capacidad óptima para mediar a las demandas del entorno. Se destaca la existencia de aspectos psicológicos relevantes y estrechamente relacionados con la tarea arbitral.

Competencia psicológica de los árbitros

Los autores Marrero y Gutiérrez (2002) resaltan, que, con frecuencia, la tarea del psicólogo del deporte se ha concentrado en el rendimiento de jugadores y entrenadores, dejando a los árbitros deportivos. Según García (2003) es necesario tener presente que el árbitro debe ser capaz de interpretar las situaciones de juego de manera eficiente y acertada, adaptarse a las circunstancias y al contexto de la competición, en función de las propias reglas de juego, resolviendo los conflictos, tomando decisiones rápidas y acertadas. La competencia psicológica se caracteriza por una serie de habilidades y aptitudes como: buena concentración, técnicas de comunicación, control atencional y emocional, interacción con el grupo de pares y una retroalimentación crítica.

En los estudios de Guijarro, Rocamora, Evangelio y Víllora (2020) se muestra que las características psicológicas son importantes para realizar una actividad arbitral. La responsabilidad, la autoconfianza, la comunicación, la capacidad para la toma de decisiones son variables relacionadas con el arbitraje y formarían parte del constructo de la madurez psicológica.

Autores como Greenberger y Sorensen (1973) y, Cauffman y Steinberg (1996) toman la responsabilidad como una capacidad importante para valorar la madurez psicológica. Por ejemplo, los primeros autores contemplan la capacidad para interactuar de forma correcta con los demás, valorando la capacidad para tener una interacción óptima con el entorno y sus componentes y formulan un modelo multidimensional de madurez psicológica que se diferencia en tres subtipos: adecuación individual, adecuación interpersonal y adecuación social.

Otros autores como Monahan, Steinberg, Cauffman y Mulvey (2009); Cauffman y Steinberg (2000); y Morales (2014), relacionan responsabilidad con autoconfianza, resistir a la influencia de los demás y tomar decisiones con iniciativa también como conceptos correspondientes a la madurez.

Caracterización de la adolescencia.

La adolescencia es un período evolutivo que se distingue por los cambios importantes tanto en el desarrollo físico, mental y emocional, los cuales provocan ambivalencias y contradicciones en el proceso de búsqueda del equilibrio consigo mismo y con la sociedad a la que el sujeto desea incorporarse. Los adolescentes están en un período donde son moldeables a las influencias de los modelos sociales y de los entornos de vida.

Autores como Ingles, Martínez, Valle, García y Ruiz (2011) destacan en sus estudios que el inicio de la adolescencia es una etapa de perturbaciones temporales en diferentes áreas. Los resultados muestran que los adolescentes se autoperciben y se consideran más inadaptados que los niños o los adultos. Por otra parte, las relaciones con los iguales constituyen una experiencia gratificante para los adolescentes ya que estos constituyen un grupo de socialización relevante en esta etapa. Tener amigos es un claro indicador de buenas habilidades interpersonales y un signo de un buen ajuste psicológico posterior.

Según Lafuente (2020) la adolescencia, como etapa del desarrollo humano, supone la reestructuración de las condiciones externas e internas del desarrollo del sujeto, a partir de los cambios biológicos, psicológicos y sociales que se producen. Esto da lugar a una situación social del desarrollo con características singulares, que influyen en la subjetividad del adolescente y en el nuevo tipo de relaciones de comunicación que establece con quienes le rodean.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2015) la adolescencia es el periodo comprendido entre los 10 y los 19 años, y es una etapa caracterizada por grandes cambios tanto a nivel físico como psicológico en la que el adolescente debe enfrentarse a nuevas dificultades.

La condición de la adolescencia no es uniforme lo cual significa que varía de acuerdo con las características individuales y de grupo. Cada sujeto posee una personalidad la cual manifiesta durante esta etapa tanto a nivel individual, como de forma grupal. Dicha expresión le permite desenvolverse en los diferentes escenarios sociales e ir haciendo los ajustes o modificaciones necesarios para sentirse aceptados socialmente.

Lafuente (2020) describe la adolescencia es un período de transición que marca el final de la niñez y prenuncia la adultez, por lo cual se asocia a emociones ambiguas y a la búsqueda de independencia y de sueños acerca del futuro. Entre las características asociadas a este grupo etario se encuentran: las trasformaciones puberales; la búsqueda constante de la definición de una identidad personal; asignación de nuevos significados a las personas adultas en sus vidas; mayor relevancia a su grupo de amigos; pensar de forma más abstracta y reflexiva aun cuando todavía poseen un pensamiento dicotómico.

Como se ha expresado con anterioridad, las interacciones que se establecen con los otros significativos influyen en el desarrollo de la personalidad de los adolescentes. El lugar que gana el grupo de coetáneos difiere de las relaciones sostenidas en etapas precedentes, de igual modo sucede con la posición que ocupan los padres en la vida de sus hijos.

Referirse a la madurez durante la etapa de la adolescencia es un tema complejo, ya que implica la evaluación de aspectos físicos. En la adolescencia resalta la madurez biológica que se alcanza, sobre todo en lo concerniente a la madurez sexual, trayendo consigo diferentes cambios en el cuerpo del adolescente. No obstante, en lo referente al ámbito psicológico, muchos autores señalan que en la adolescencia se forma la identidad, se logra una autonomía emocional, permitiendo al adolescente actuar con responsabilidad, en consecuencia, con los valores que posee. En lo social, se intenta buscar independencia de los padres, y tratar de administrar sus propios ingresos y recursos económicos.

A partir del análisis de las diferentes aportaciones teóricas en torno a la conceptualización de madurez psicológica, a efectos de la presente investigación, esta es entendida por Vigil, Morales, Camps, Tous y Lorenzo (2013) como “la capacidad de asumir obligaciones y de tomar decisiones responsables, considerando las características y necesidades personales y asumiendo las consecuencias de los propios actos”.

Son diversos los estudios que han utilizado el instrumento de Morales, Camps y Lorenzo (2012) para evaluar el constructo de madurez psicológica en alguna muestra de adolescentes. Estudios como los de Rodrigo y Apio (2017); Vera (2016) o los de Jara (2015) así lo muestran. A partir de los estudios realizados por Betancurt y Vasquez (2019) y, Rossito (2015) existe evidencia teórica mediante la aplicación de este cuestionario, en diferentes poblaciones adolescentes, que el nivel de madurez psicológica predominante para esa edad es el nivel medio. En la misma línea, la investigación realizada por Urgilez (2019) a partir de la aplicación del Cuestionario PSYMAS encontró también que el nivel predominante de madurez psicológica es el nivel medio.

El objetivo del presente estudio es analizar el nivel de madurez psicológica en una muestra de jóvenes árbitros de futbol federados de la comunidad de Cataluña en relación con su edad.

Para darle respuesta a este objetivo se analizará el grado de madurez psicológica de los sujetos de la muestra, analizando la relación de este con la etapa del desarrollo en la que se encuentran, lo cual permite realizar una descripción del perfil de estos sujetos en función de su madurez psicológica. Teniendo en cuenta la revisión bibliográfica realizada y según los estudios realizados en jóvenes de 15 a 18 años, con el PSYMAS, y sus resultados para estas edades, se establece la siguiente hipótesis en la investigación: "Los jóvenes árbitros de futbol federados de la comunidad de Cataluña entre 15 y 18 años presentan un nivel de madurez psicológica medio que les permite desempeñar su actividad".

Método

Participantes

El estudio se realizó con una muestra incidental por accesibilidad de 248 jóvenes árbitros federados de futbol de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Las edades de la muestra estuvieron comprendidas en el rango entre los 15 y 18 años (M edad = 17.14 y D.T = 0.26). Respecto al género, del total de participantes 92% fueron hombres y el 8% mujeres.

Instrumento

Los sujetos participantes en la investigación respondieron el Cuestionario de Madurez Psicológica (Psychological Maturity Assessment Scale) para la medición del constructo de madurez psicológica. Su aplicación fue confidencial. La participación de los árbitros fue voluntaria, asegurándoles la confidencialidad de los datos y el anonimato de sus respuestas, explicando que los resultados solo serían utilizados para fines de investigación. Para la participación de los árbitros menores de edad en el estudio, se requirió la autorización de los padres expresado a través de la firma de su consentimiento informado. En estos casos se informó a cada padre mediante un correo electrónico el objetivo del estudio y el tratamiento de la información, así como la protección de los datos de cada uno de los participantes.

Distintos instrumentos se utilizan para medir la madurez psicológica en la adolescencia, a efectos para este estudio se considera que el instrumento diseñado por Morales, Camps y Lorenzo (2012) conocido en inglés como Psychological Maturity Assessment Scale (PSYMAS) es el que mejor se ajusta. Este instrumento se desarrolló con el objetivo de evaluar la capacidad de los adolescentes para tomar decisiones responsables, considerando las consecuencias de las propias acciones. Se forma únicamente de las escalas de orientación al trabajo, autonomía e identidad, las cuales en el modelo de Greenberger, Josselson, Knerr y Knerr (1975) se identifican como la adecuación individual de la madurez.

Morales, Camps y Lorenzo (2012) utilizaron el instrumento con una muestra de 1028 estudiantes (572 varones, 451 mujeres, 5 casos no proporcionaron este dato) de 4° de ESO, 1° y 2° de Bachillerato, procedentes de diferentes regiones de España. El rango de edades comprendía 15 y 18 años (M=16.40). La muestra fue heterogénea, integrada por sujetos autóctonos e inmigrantes, con diferentes estratos socioeconómicos, escogiéndose casos de institutos públicos, concertados y privados.

La validez obtenida para el PSYMAS es de 0.80 y su fiabilidad ha sido evaluada a partir de la fiabilidad de las puntuaciones factoriales de la escala total (MP) y de las subescalas (OT, AU, ID). La fiabilidad obtenida para la escala total (MP) es de 0.84 y de las subescalas de 0.74 en orientación al trabajo (OT), 0.79 en autonomía (AU) y 0.84 en identidad (ID)

El concepto de madurez psicológica que evalúa se fundamenta teóricamente en el modelo de madurez psicológica planteado por Greenberg y Sorensen (1973), donde se propone abarcar el constructo de forma multidimensional, diferenciando entre tres subtipos: adecuación individual, adecuación interpersonal y adecuación social. El cuestionario tiene en cuenta únicamente la dimensión de adecuación individual, centrándose en la evaluación de la autonomía y responsabilidad del individuo (Morales & Lorenzo, 2012). De esta forma, la adecuación individual se refiere a la capacidad del individuo para funcionar independientemente, controlando su propia vida y reduciendo su dependencia con los demás.

Puede ser aplicado de forma individual o colectiva, teniendo una duración de unos 10 minutos. La puntuación total del test se denomina Madurez Psicológica (MP) y tiene tres subescalas:

• Orientación al trabajo (OT): Se refiere al nivel de responsabilidad, disciplina, orden y sentido del deber, en todos los ámbitos de la persona.

• Autonomía (AU): Representa la predisposición a tomar la iniciativa sin dejar que los demás influencien de forma excesiva.

• Identidad (ID): Evalúa el conocimiento del sujeto sobre sí mismo.

En total, se compone de 26 ítems, 7 por cada escala, agregando dos escalas de control: Deseo Social y Aquiescencia (DS y AQ) y un ítem de prueba al principio del instrumento. La puntuación MP brinda información sobre el nivel de madurez global del adolescente. El cuestionario establece percentiles normalizados de cada escala y de la puntuación total.

El PSYMAS clasifica los niveles de madurez obtenidos a partir de las puntuaciones en: elevado (cuando el percentil es más grande de 84), medio (cuando el percentil está entre 16 y 84, los dos incluidos) y bajo (cuando el percentil es menor de 16). El cuestionario presenta un diseño de respuesta tipo escala Likert, con una puntuación entre 1 que representa “Completamente en desacuerdo” hasta la puntuación 5 que representa: “Completamente de acuerdo”.

La fiabilidad obtenida en esta investigación para la escala total (MP) es de 0.755 y de las subescalas es de 0.61 en orientación al trabajo (OT), 0.71 en autonomía (AU) y 0.61 en identidad (ID). Rosenthal (citado en García, 2006) propone una confiabilidad mínima de .90 para tomar decisiones sobre la vida de las personas y una confiabilidad mínima de .50 para propósitos de investigación.

Procedimiento

El cuestionario de madurez psicológica se aplicó con la autorización previa de la Federación Catalana de Futbol y de los árbitros federados participantes en el estudio. Su aplicación se realizó a través de un enlace electrónico, el cual permitía responder el instrumento. La aplicación tuvo una duración de una semana, periodo en el cual el enlace electrónico estuvo disponible. En el enlace electrónico se aclaró que no existían respuestas correctas o incorrectas.

Análisis de los datos

Los datos obtenidos a partir de la aplicación fueron analizados utilizando el programa SPSS 26. En primer lugar, se exploró la base de datos con el objetivo de verificar el cumplimiento de los supuestos estadísticos. A continuación, se realizó la evaluación de la confiabilidad por consistencia interna del cuestionario de madurez psicológica a través de la determinación del Alfa de Cronbach para cada una de las sub-escalas presentadas por este y también de forma general. Se procedió a la realización de una caracterización descriptiva de los datos, y de su distribución a partir de la aplicación de la prueba Shapiro- Wilk. Por la naturaleza de los datos se decidió utilizar la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis para analizar si existían diferencias significativas entre los grupos de edad. Finalmente se realizó un análisis descriptivo de los resultados obtenidos para cada una de las sub-escalas presentadas por el instrumento y su información general.

Resultados

En relación a la confiabilidad por consistencia interna calculado por medio del Alfa de Cronbach, se encontró un nivel aceptable de confiabilidad a nivel total del Cuestionario (α=0,755). El nivel de confiabilidad encontrado en las escalas de orientación al trabajo e identidad resulta cuestionable por el resultado alcanzado, en ambos casos α=0,61, mientras que en la subescala autonomía el valor resulta aceptable α=0,71. Aunque los valores no se encuentran en los niveles de consistencia interna reconocidos como buenos, se considera que estos resultados hacen referencia a la existencia de cierta consistencia interna del instrumento, lo cual refiere que los ítems miden los mismo, por lo cual son sumables en una puntuación total única.

La aplicación del análisis descriptivo de los datos permitió conocer la distribución de estos a partir de la aplicación de la prueba Shapiro-Wilk. Mediante los resultados obtenidos se destaca que el valor de probabilidad (p) es menor al nivel elegido (0,05), por lo que se rechaza la hipótesis nula de que no se concluye que la distribución de los datos sea normal, por tanto no se debe usar un test paramétrico Tabla 1.

Tabla 1. Estadística descriptiva.

  OT AU ID
N 238 238 238
Missing 0 0 0
Mean 25.21 29.55 29.11
Standard Deviation 4.65 3.51 3.63
Shapiro-Wilk W 0.99 0.96 0.93
Shapiro-Wilk p 0.015 <0.001 <0.001

Ante este resultado descriptivo, se aplica la Prueba de Kruskal-Wallis, la cual es una prueba no paramétrica análoga a la prueba paramétrica ANOVA de una vía. Los resultados de esta aplicación se muestran en la Tabla 2.

Tabla 2. Prueba de Kruskal-Wallis.

  X2 df p
OT 4.03 3 0.258
AU 3.73 3 0.292
ID 1.54 3 0.673

El valor del estadístico H adquiere valores de 4.03; 3.73 y 1.54 para 3 grados de libertad, en función de las dimensiones establecidas. (Orientación al trabajo (OT), Autonomía (AU) e Identidad (ID)). Los valores de p (Sig. asintót.) recogidos en la Tabla 3 en todos los casos fueron mayores que el nivel elegido de 0,05, por lo cual la hipótesis nula es aceptada, y se concluye que con un nivel de significación del 5%, que no existen diferencias significativas entre los grupos de edad.

Las respuestas del grupo de adolescentes reflejan resultados similares en cada una de las subescalas analizadas. La homogeneidad entre todas estas apunta a los resultados esperados para los niveles de madurez psicológicas alcanzados en esta etapa del desarrollo. Se destaca que el arbitraje es mayor por parte de los adolescentes mayores de 17 años, siendo 18 años la edad predominante de participantes de la muestra (43%).

En referencia al grado de madurez psicológica de los sujetos integrantes de la muestra se realiza un análisis de los resultados obtenidos teniendo en cuenta sus sub-escalas:

• Orientación al trabajo (OT)

La aplicación del Cuestionario muestra, respecto a esta subescala, valores de nivel de madurez medio, mostrado por el 66,9% de la muestra, y elevado mostrado por el 23,8%. La media de puntuación para esta sub-escala es de 25,21 con una desviación estándar de 4,65.

• Autonomía (AU)

Al igual que en el análisis de la subescala anterior, Autonomía (AU) presenta valores similares a la Orientación al Trabajo (OT). Como consecuencia del análisis se sitúan los niveles de madurez en la población mencionada en media, mostrado por el 65,3% de la muestra, y elevada, mostrado por el 25,8% de la muestra. La media de puntuación para esta sub-escala es de 29,55 con una desviación estándar de 3,51.

• Identidad (ID)

Respecto a la última característica del concepto de madurez psicológica conformada por la identidad (ID) se presenta un nivel medio, mostrado por el 71% de la muestra, y un nivel alto, mostrado por el 22,6% de la muestra, siendo esta la subescala que mejor puntúa en relación con las anteriores (AU y OT). La media de puntuación para esta sub-escala es de 29,11 con una desviación estándar de 3,63.

Madurez Psicológica

La aplicación del cuestionario de madurez psicológica (PSYMAS) arroja datos que reflejan que 65,7% de la muestra evidencia un nivel de madurez medio. Esto indica cierto control de sus propios actos por parte de los sujetos y de su vida, sin embargo, implica que no tienen la capacidad para asumir completamente las consecuencias de sus acciones. El 28,3% de los adolescentes evaluados posee un nivel alto de madurez, este resultado refleja que estos sujetos son capaces de asumir las consecuencias de sus actos, afrontando los conflictos y problemas que pueden generarse, siendo capaces de tomar decisiones sin requerir la aprobación de otros. El 6% de los sujetos de la muestra tienen un nivel de madurez baja, lo que significa una pobre capacidad para afrontar los retos de la vida y para asumir las consecuencias de sus actos.

Discusión

La presente investigación ha tenido como objetivo principal analizar el nivel de madurez que caracteriza a los jóvenes árbitros de futbol federados de la Comunidad de Cataluña. Para la consecución de este se trabajó con una muestra de 248 adolescentes con edades comprendidas en un rango de entre 15 y 18 años.

A partir del análisis de los datos recopilados mediante la aplicación del cuestionario de madurez (PSYMAS) se obtuvo que de la muestra estudiada el 28, 3% de los sujetos se caracteriza por un grado de madurez psicológica alta, el 65,7% por un grado de madurez psicológica media y solo el 6% de la muestra se caracteriza por un grado de madurez psicológica baja. Existe evidencia teórica a partir de los estudios realizados por Vera (2016) mediante la aplicación de este cuestionario en diferentes poblaciones adolescentes que el nivel de madurez psicológica predominante para esa edad es el nivel medio.

Este resultado se corresponde con algunos estudios realizados en muestras de adolecentes cuyos datos refieren que el nivel de madurez psicológica predominante para esa edad es el nivel medio, como el realizado por Rossito (2015), que expone que el nivel de madurez psicológica que caracteriza la etapa adolescente es un nivel medio, argumentando que durante esta etapa los sujetos muestran una moderada madurez psicológica, la cual no es suficiente para afrontar los retos característicos de la vida adulta y no les brinda la capacidad de asumir las consecuencias de sus actos y decisiones.

Urgilez (2019) encontró en su investigación mediante la aplicación del Cuestionario PSYMAS a 52 adolescentes que el nivel medio de madurez psicológica es el predominante con un 61,5%. En coherencia con este resultado, Betancurt y Vasquez (2019) en su estudio encontraron que el 51,2% de los adolescentes estudiados muestra un nivel de madurez psicológica media.

Por otra parte, Gómez (2017) refiere, a partir de un estudio realizado con adolescentes institucionalizados, que estos poseen en su gran mayoría niveles bajos de madurez social, por lo cual estos no manifiestan tener responsabilidad asociada con la independencia o competencias sociales para intervenir en una actividad y alcanzar las metas.

Con respecto al tema, Goleman (1999) sugiere que, en las generaciones actuales, los adolescentes no poseen una madurez psicológica, por lo cual esta tarda en llegar en este tipo de población. Toledo (2015) sugiere que la madurez psicológica es un aspecto muy importante durante el desarrollo del sujeto, mayormente en el periodo de la adolescencia, ya que es en esta etapa en la que los individuos comienzan a percibir la importancia de sus decisiones y las consecuencias de sus actos, no obstante algunos adolescentes pueden ser insuficientemente maduros como para decidir responsablemente sobre sus acciones.

Los niveles medios de madurez psicológica alcanzados por la muestra estudiada pueden asociarse al hecho de que en esta etapa el sujeto aún se encuentra en pleno desarrollo, y su sistema nervioso aún no ha llegado a una madurez plena. Es de esperar que la madurez psicológica se alcance a la edad adulta. Papalia, Wedkons y Duskin (2009) señalan que el cerebro del adolescente se encuentra en pleno desarrollo y los cambios en las estructuras cerebrales implicadas en las emociones, juicio, organización del comportamiento y autocontrol ocurren entre la pubertad y la adultez joven. Estos rasgos de desarrollo cerebral inmaduro pueden dar paso a que los sentimientos superen a la razón impidiendo que algunos adolescentes escuchen advertencias que parecen lógicas y persuasivas para los adultos.

Existe, además, según Bjork, Knutson, Fong, Caggiano, Bennett y Hommer (2004) los estudios de subdesarrollo de los sistemas corticales frontales asociados con la motivación, impulsividad y adicción lo cual explica por qué para algunos adolescentes les resulta difícil enfocarse en metas a largo plazo. Chambers, Taylor y Potenza, (2003) (citados por Papalia, Wedkonsm y Duskin, 2009) argumentan que pueden explicar algunos de los resultados alcanzados en las diferentes investigaciones.

El nivel de madurez psicológica medio alcanzado por la muestra estudiada indica que los adolescentes poseen cierto control sobre su propia vida, pero no cuentan con la capacidad total de asumir las consecuencias de sus actos. No obstante, es destacable el hecho de que aproximadamente un tercio del total de la muestra cuenta con un nivel de madurez psicológica alto. Este resultado refleja que estos sujetos son capaces de asumir las consecuencias de sus actos, afrontando los conflictos y problemas que pueden generarse, siendo capaces de tomar decisiones sin requerir la aprobación de otros.

De manera general, se destaca que la gran mayoría de los sujetos de la muestra alcanzan el nivel de madurez psicológica medio esperado para su edad, existiendo un por ciento considerable de la muestra que alcanza un nivel de madurez psicológica alta.

La práctica de deporte constituye una herramienta para desarrollar hábitos saludables, y adquirir valores, repercutiendo en la salud física y mental. Según Maestre, Garcés, Ortín e Hidalgo (2018) los árbitros juegan un papel fundamental en la calidad de la experiencia deportiva. Conocer el grado de madurez de los mismo, y poder hacer una caracterización psicológica es crucial para poder elaborar planes de formación en función de estos perfiles.

Teniendo en cuenta los perfiles de adolescentes en función de su madurez planteados por Morales (2014) y a partir de los resultados obtenidos en la muestra estudiada, se destaca que estos sujetos, tienden a obtener buenos resultados en las tareas que desempeñan, tal y como lo reflejan las puntuaciones alcanzadas en la subescala de orientación al trabajo (OT). Al analizar la subescala Autonomía (AU) sobresale la existente tendencia a la independencia por parte de estos individuos, manifestada en la necesidad de tomar sus propias decisiones sin requerir la aprobación de los demás. Por último, los valores alcanzados por la sub-escala Identidad reflejan que el proceso de construcción de la identidad de los sujetos de la muestra tiende a consolidarse, asociándose con la adecuada autoestima, confianza en ellos mismos y estabilidad emocional.

Respecto a la hipótesis planteada en la investigación se puede constatar que los jóvenes árbitros de futbol federados de la comunidad de Cataluña entre 15 y 18 años presentan un nivel de madurez psicológica medio que les permite desempeñar su actividad. Además, se agrega que existe un tercio de la muestra estudiada que alcanza un nivel de madurez psicológica alto, resultado significativo si se tiene en cuenta que el nivel de madurez psicológica esperado para esta edad es el medio.

De una manera genérica, posterior a la valoración de los resultados alcanzados en el estudio, se destaca que los niveles de madurez psicológica de los árbitros de futbol tienden a estar por encima de los niveles que marca el cuestionario de madurez psicológica (PSYMAS) para personas en el mismo grupo de edad; presentando el colectivo estudiado niveles de madurez psicológica media y alta. Las diferencias de género respecto el nivel de madurez no se pueden constatar por la falta de representatividad en la muestra de mujeres.

Limitaciones y perspectivas futuras de trabajo

Los resultados obtenidos en la presente investigación permiten concluir que la muestra del colectivo de jóvenes árbitros federados de futbol de la Comunidad Autónoma de Cataluña, entre 15 y 18 años, se caracterizan por un nivel medio de madurez psicológica con tendencia a alcanzar un nivel alto.

La investigación no abarcó la relación que se establece entre la variable madurez psicológica y la variable género por la falta de representación femenina en la muestra estudiada. Se recomienda la realización de futuras investigaciones cuyas muestras permitan estudiar ambas variables y establecer correlación entre las mismas.

Se señala como una limitación la desigualdad de sujetos que componen cada grupo de edad, cuya heterogeneidad puede afectar al tratamiento estadístico de los datos que se ha llevado a cabo. Otra de las variables que puede ser tenida en cuenta en el análisis el nivel socioeconómico que caracteriza a cada uno de los sujetos, y a los efectos de esta investigación no se tuvo en cuenta. En función de estas limitaciones se propone que estudios futuros partan de las mismas y se planteen profundizar en la influencia de estas variables con el nivel de madurez psicológica.

Estas conclusiones permiten pensar en claves de futuro para la realización de programas y/o talleres que permitan entrenar las habilidades sociales y aptitudes de los árbitros. Es recomendable el trabajo en esta línea para optimizar el rendimiento de los deportistas, mediante técnicas de evaluación y entrenamiento que focalicen la atención en las capacidades directamente relacionadas con la madurez psicológica. Estudios cómo los de González (2006) destaca que el trabajo del psicólogo con árbitros debe estar dirigido al entrenamiento y adquisición de las habilidades psicológicas necesarias.

Mediante la caracterización del nivel de madurez psicológica del colectivo de árbitros de las restantes Comunidades Autónomas se pueden desarrollar estudios comparativos entre los resultados obtenidos y a partir de los mismos plantearse estrategias de trabajo.

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